Minuto 32, todo un país paralizado. En el campo, un gigante superior en el papel, mas no en el corazón. Del otro lado un guerrero representando la ilusión de todo un país. No eran solo 35 metros los que separaban la distancia hacia el gol, esos 35 metros era la distancia que había entre nosotros y la alegría, y el fulgor pleno. El balón encaprichado se introdujo entre la férrea barrera, un portero desconcertado se lanzó a la caza. Sin embargo, en lo que pareció una eternidad la trayectoria del balón, ya estaba epicamente trazada. Y en un microsegundo el tiempo se detuvo para dejar lugar a la duda. ¿De verdad estaba sucediendo?, ¿Se esta dando lo épico?  ¿Esta Lugo dándonos el mas grande triunfo a nivel de clubes  de nuestra historia? El tiempo volvio a correr, deteniendose solo el balon al impactar la malla y al mismo tiempo todo un país celebraba. El llanto, los gritos, la euforia contrastaban con el gigante River Plate, quien no entendía aun, la estocada final recibida, quien no comprendía que había sido herido y los minutos no hicieron mas que confirmar su deceso. Aquel día el Cienciano del Cuzco logró la hazaña, lo heroico. Aquel día el futbol, lo más importante de lo menos importante, era lo único que existía . Y como en cada proeza existe un líder, el cual potencia, motiva, y logra lo imposible con lo ordinario. Freddy ternero era el director de aquella historia. Aquel día fue el primero que lo vi celebrar, no recuerdo haberlo visto celebrar un solo gol. No recuerdo siquiera haberlo visto sonreír durante cada escalon que su equipo avanzaba. No, el guardó su euforia para el mismísimo pitazo final, y cuando toco celebrar, su humildad fue su mayor grandeza. Pero el pitazo final de la vida nos llega a todos y el enterarme de que le toco partir me hizo recordar cada alegría que nos regaló, el "sí se puede" que inmortalizó, las tantas veces que mi computadora se convirtió en el baul de aquellos grandes momentos y contemple una y otra vez  su hazaña. El no fue un diamante ni un mago, el no ganó los millones de un bombardero, no buscó protagonismo ni atención. El simplemente dio un regalo muy preciado a una generacion que nunca vio un Perú ganador, porque la verdad en aquel momento, Freddy fue el gestor  de que  Perú fuese el Cienciano, y Perú estaba siendo ganador.